WELCOME TO THE WHITE CITY
“que no existe la utopía, ya verás que si”
“si te puedo decir algo de lo que en verdad este seguro. Es que al cielo se va en microbús “
Estos últimos días he sentido que el mundo está sobre mí, que la vida tal y como la conozco no vale la pena, y es que a veces me hayo presa de mi patética realidad muy distinta de mis sueños. Detalles tan minúsculos como el frio de la parada de autobús o que absolutamente nadie de los que me rodean sepa de música clásica, o peor aun que ni le interesa me dejan con ganas (muchas ganas) de mudarme a mi mundo utópico. Y es así como comienza mi proceder a White City
Una semana pesada, como nuca he tenido y como jamás tendré, escuela, trabajo familia, amigos, mi novia tanto en que pensar y tan poco tiempo para hacerlo. Viernes en la mañana, a pesar de la fatiga y el tedio me obligo a levantarme y así dejar el suave y confortable refugio de mi cama, oigo que me hablan y encienden la luz, la cual me saca de mi ligero estado de sopor de una manera tan exasperante como solo la de un foco de 200 watts puede hacerlo, así, enojado y confuso me levanto guiado por una fuerza inexplicable, como si fuera un muñeco de cuerda que se prepara para seguir su cotidiana rutina. Y sentado en la orilla de la cama por un buen rato siento un sabor amargo, seco en la boca, prueba ineludible de que me estaba amargando, si tan solo me decía mi mismo, si tan solo. Es entonces cuando busco mi ropa para cambiarme, un pantalón gris, una playera negra dejados previamente en el buro serian los compañeros de esta día, me visto rápidamente, como quizá miles lo estén haciendo en este mismo momento, preocupado más por mis tareas cotidianas bajo a lavarme la cara y a desayunar algo, pensando en que antipoética es mi realidad, gente común, cosas comunes. Sin magia sin un sentido de la fantasía, pero que mas me quedaba hacer sino dirigirme a la escuela, algo desdichado (es de suponerse que el lector tambien ha tenido muchos días como este).
Lo que más me saca de quicio es ye el día de ayer fue exactamente igual con unas ligeras variaciones pero tan insignificantes que ni las notaria aun así me esforzara. Bajo los tres escalones reglamentarios para salir a la calle, ahí atrás de la puerta se encuentra Jesucristo crucificado en una estampa de esas que se ponen (por supuesto atrás de las puertas) le pregunto irónicamente crees que hoy sea un buen día (claro que no me respondo) ya es tarde ya vámonos me repito a mi mismo de nuevo como solo lo haría un loco. Y ahí de nuevo el frio matinal dispuesto a ser victimario de mi minúscula tragedia, como caballero valiente lo enfrento poniéndome unos audífonos, y mirando hacia arriba donde se encontraba la luna mas ensoñada que hubiera visto jamás, medio escondida entre unas aborregadas nubes, pensar que es la misma luna que se ve en balcones donde dos amantes se juran ante ella las más hermosas historias de amor, y pensar que es la fuente embelesante de inspiración para esquizofrénicos y poetas, pero no tenemos tIempo me vuelvo a repetir para salir del hipnotismo de luna ya es tarde vámonos.
Cabizbajo desciendo por las escaleras que llevan a la parada, sigue haciendo frio pero el ave maría que suena en mi reproductor me da un poco de ánimos con sus coros tan santos (si de alguna manera así se le puede decir). No soy religioso pero tanto la estampa del Jesucristo como el ave María los considero parte de mi vida, frase extraña para un ateo pienso. Sigo caminando un poco reconfortado por el brillo de la luna conjugado con las notas sacras de la canción, (sin tener ni la menor idea de lo que iba a pasar) llego a la parada y pensar que no hacia tanto frio pero el pasar de los autos arrastra un brisa helada, transformando la escena habitual en una de las mas desesperantes de mi vida ¡por dios donde está el microbús! Se oye el eco del grito en mi mente, y es ahí cuando aparece en el acto el ridículo pero tan necesario transporte –al toreo por favor… se oye con desgana y con molestia, es cuando me percato que los gustos musicales del chofer no diferían mucho a los de tantos otros, con tonadas tan irritantes y molestas tan carentes de poesía significado, sentimiento, con canciones basura creadas para fastidiar a personas como yo, (en ese momento di gracias profundas a un “dios” de tener un reproductor de música) tonto ahí mi suerte estaba por terminar, pues en medio, de un nostálgico tango argentino me pasa lo peor que le pudiera ocurrir a mi escena… si, se acaba la batería. De jalón me traen a la realidad, a darme cuenta que no era más que cualquier persona que estaba ahí, quizás menos valioso que muchos ellos, codo con codo con los pasajeros y viendo mi reflejo en el vidrio de la ventana me pregunto donde esta mi lugar acaso en este microbús a esta hora, lo siento me repito a mi mismo tienes que hacer lo que tienes que hacer así no lo quieras, así no te guste, así lo aborrezcas, este es tu mundo y tendrás que conformarte a escuchar los murmullos de la gente que va a sus trabajos por la mañana y la horrible música que le gusta la chofer. Al menos me quedan mis pensamientos plagados de imaginación en donde tejía locas historias de mundos distintos.
Ya había llegado a mi destino. A bajar del “micro” con una notoria jaqueca por el volumen de tan esplendida y virtuosa selección (sarcasmo) ya no hacia tanto frio ahora solo tenía que dirigirme (una vez mas) a la escuela, la cual no me desagradaba pero pues no cumplía algunas de mis expectativas que había visto otras veces entre sueños.
